Hace unos días encontré en el alcohol la forma de materialzar y conjuntar algunos pensamientos que tengo acerca de lo que más me apasiona en la vida: El Rock.
Lamentablemente las reflexiones hechas al respecto no fueron tan afortunadas y en ese momento me sentí tan alejado de desdoblamientos personales tales como “In the Flesh?” de Pink Floyd o la aún más grande “Vidrar vel til loftarasa” de Sigur Ros o también la de última y a la cual ya he hecho referencia, “Knights of Cydonia” de Muse.
A la conclusión que llegué fue que los nuevos rockeros son muertos vivientes y lo digo porque El Rock se ha se ha convertido en una gigante pasarela de moda alternativa y ha dejado de ser una fiesta contestataria que encontró su gloria más grande en el Festival Woodstock del 69.
Como es del todo natural, y sin aseverar arbitrariamente, los jóvenes se han ido cansando del pop(ó) convencional y se percibe que están interesados en encontrar otras formas de manisfestarse, identificarse, entretenerse e interactuar.
Pero invariablemente lo que comienza masificarse siempre es aprovechado por los procesos económicos y sus actores, principalmente por las industrias, y ahora El Rock se ha convertido en una de ellas lo que me recuerda con frecuencia por qué dejé de ir al Bulldog, Pasagüero y demás lugares en donde se escucha Rock, se venden tragos y unos cuantos buscan a su alma gemela en cuanto a gustos musicales se refiere.
Nosotros somos los detractores del Rock al querer adaptarlo a una dinámica de entretenimiento propia del pop(ó). Es decir, cuando se desea que el género tenga una moda muy aunténtica que lo haga ver a uno como lo más místico, interesante, seductor, y la lista me podría seguir hasta hacerme vomitar, pues se convierte en un simple recinto de flirteos vanos.
Y también existen quienes aprovechan las enormes ramificaciones de esta increíble música para vender estilos de vida inmediatos a jóvenes les urge tener una identidad. Claro, siempre con la opción de cambiar la nueva adquisición si no es del gusto de uno.
Hablo de ciertos grupos que firman con transnacionales que tienen una línea de acción, que modifican la propuesta de cada uno de ellos, aún cuando esa voluntad no les es del todo propia.
El problema más recurrente que yo veo en este tipo de lugares es mi tan adorado Rock se convierte en un ruido incidental y tal parece que su función es ornamental, y es reducido por estos ego-trip-eros a quienes solo les interesa ser “auténticos” cuando en verdad nada tienen que ver con la pasión del Rock.
Lo más triste es mi resiganción a saber que todos ellos están en un total derecho de vivir el Rock como lo hacen y que la pieza musical adrenalínica se convierta en un accesorio más del atuendo del nuevo rockero.
Aún así pienso que la escencia del Rock los supera, pero de ahora en adelante no generaré demasiadas expectativas en este tipo de lugares, centros de ceremonia de la reducción sistematizada del rock, la manifestación artística más apasionante que he encontrado.
Esperen una segunda parte, cuando me vuelva a poner borracho.
Les pongo este apoyo didáctico, la letra de una canción
“Rock Is Dead”
All simple monkeys with alien babies
Amphetamines for boys
Crucifixes for ladies
Sampled and soulless
Worldwide and real webbed
You sell all the living
For more safer dead
Anything to belong
Rock is deader than dead
Shock is all in your head
Your sex and your dope is all that were fed
So fuck all your protests and put them to bed
God is in the T.V.
1,000 mothers are praying for it
We’re so full of hope
And so full of shit
Build a new god to medicate and to ape
Sell us ersatz dressed up and real fake
Anything to belong
Rock is deader than dead
God is in the T.V.
April 27, 2007
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